
En mi anterior entrada de la felicidad, comentaba que una amiga (bióloga por cierto) siempre decía que todo es química. Posteriormente otra persona me dijo que no es cierto, que hay algo más que química en nosotros... bueno, me gusto el tema...hablemos de ello.
¿ Es todo cuestión de encontrar la dosis adecuada?¿De qué elementos?
Si somos todo química... ¿de donde sale la genialidad? ¿es tan solo un poquito más de sodio y menos manganeso... hay que licuar un poco la concentración de hierro y aumentar el potasio?... me imagino en ese caso a un consejo de químicos y bioquímicos dominando la humanidad. Allí con sus batas blancas modificando la concentración de sales en las mujeres embarazadas a la espera de que ese bebe cumpla con los requerimientos de la humanidad. Unas imágenes oscuras en plan Matrix, pero sin Keanu Reeves salvándonos de las garras de la ciencia dirigida a controlar la humanidad. ¿de verdad se me eriza el vello oyendo música porque el líquido conductor de mi cerebro tiene una concentración diferente del que tengo al lado durmiendo en el teatro?.. ¿ es eso todo lo que somos?... diría que no... pero tampoco me atrevería a gritarlo con claridad, posiblemente motivado por mi gran ingenuidad en cuanto a la biología y biomedicina.
Pero susurrar no es gritar, y si os susurraría que no me creo que esté aquí deseando escribir esto porque hoy el calcio me cambió la concentración. Tampoco creo que por la mañana me levante a trabajar porque mis aminoácidos crearon esa tendencia, ni que cada vez que un "te quiero" llega a mis oídos, el yodo, el hidrógeno y el zinc se combinan para hacerme suspirar... por favor, ¿ es el helio el que te hace flotar sobre el suelo cuando tus amigos te dicen "eres el número 1" no sé que haríamos si no estuvieras por aquí"?
No entremos en teología, ni dios, ni dioses, ni demonios. Ni tampoco destino, tarot, o adivinos y poderes sobrenaturales (no agotemos todos los temas para el blog..). Quedémonos en nosotros... simplemente en nosotros. Miremos un poco para adentro, analicemos nuestros actos, nuestras reacciones, ya sé que con la concentración justa de alcohol de un buen vino o una cerveza puedo hacerte cambiar de humor... pero ¿podré darte un jarabe cada día para que nunca dejes de quererme?...ahora que lo pienso... quizá si... o no?