domingo, 11 de mayo de 2008

¿Tenemos una misión ?


Seguro que todos habéis visto alguna vez este video . Algún e-mail masivo os lo llevó hasta vuestro buzón y comenzasteis a verlo; posiblemente con una introducción de algún desconocido que loaba lo que esta persona hacia, sobre la amistad y el amor, sobre la fuerza de voluntad y la capacidad humana… en fin; sobre todo eso que ya conocéis ( y si no, os animo a que en un momento libre deis al link de arriba y lo veáis con calma) Habla de una situación muy particular que se dio en la prueba IRONMAN (Es simple, nadas de madrugada 3,8 km, luego haces 180 km en bicicleta, y para terminar, te toca correr una maratón. Ahora supongo que no te sorprende el nombre de la prueba). . Fijaros que yo estoy bastante conectado a la red y a los emails masivos (esto último por desgracia, normalmente), pero sin embargo me tocó descubrirlo de otra manera. En una conferencia. Una de esas conferencias que te trata de motivar, de enseñarte el camino, de hacerte ver cuál es la manera de enfocar tu vida y tu trabajo… una conferencia muy buena por cierto.
Lo único que ocurre es que pusieron este video… y a mí me dejó casi en estado de shock. Sinceramente recuerdo levemente aquella charla de una hora… pero cada día, a cada momento, en cada instante se me viene a la mente una imagen que quedó incrustada en mi memoria. ¿Habéis visto ya el video?... yo no seguiría leyendo sin verlo (me sentiría realmente mal si yo os descubriera algo que pudierais descubrir vosotros mismo)... Os espero un ratito… (ufff , demasiados puntos suspensivos) .


¿Habéis visto la mirada de ese hombre, adivinais sus ojos tras las gafas? ¿Habéis reparado durante ese proceso inhumano para cualquiera, y más aun para una persona de 60 años que tiene que llevar a una persona incapaz de valerse por sí misma, la mirada de ese hombre, la expresión de su cara? Os confieso que se me saltan las lágrimas cuando lo recuerdo.
Ese hombre sabía que iba a realizar aquello. Ese hombre sabía que no había ninguna posibilidad de que él no pudiera terminar con eso que un día le llegó a la mente, y desde ese momento se convirtió en un objetivo vital. Ese hombre, en lo más profundo de su ser, en lo que trasciende a lo material sabía que, desde ese momento, su vida se giraba bruscamente y a lo lejos, muy a lo lejos, donde sólo él alcanzaba a mirar, aparecía una pequeña puerta… una puerta en la inmensidad de un desierto, pero el único sitio por donde él podría pasar para que su vida en esa travesía tuviera algún sentido.
Una persona con esa mirada no puede fracasar. Porque el fracaso marca un fin. Implica que después de prepararte, intentarlo, y no conseguirlo durante muchas veces… decides que no puedes hacerlo.Todas las pruebas anteriores, todo lo invertido, no es ningún fracaso… es un aprendizaje. Pero si llegas a ese punto, si en algún momento decides que no puedes hacerlo, en ese asunto, sea el que sea, fracasaste.
Este hombre no podía fracasar. O lo conseguía, o moría intentándolo (esa u otra ocasión cualquiera); y ahí como no hay fin, como tu mente en ningún momento abandona la idea de realizarlo, no hay fracaso posible.
¿Qué nos impide tener esa mirada?¿Por qué hay veces que sentimos que hemos nacido para hacer esto o lo otro, pero nos dura el tiempo que vemos a una persona en un video como éste demostrarte que él SÍ tenía una misión… y tú, posiblemente, sólo una ilusión?.
¿Qué es necesario para que tu camino gire? ¿Cuándo uno es consciente de que todo lo demás es accesorio, meras herramientas para conseguir el único objetivo que dará sentido a tu vida?¿Que fibra debe tocar esa misión para que merezca ese nombre y provoque en nosotros una visión túnel tan enfocada hacia eso que realmente nos ilusione por encima de todo, nos elimine el cansancio, las ganas de quejarnos, nos desbloquee los miedos, nos haga agarrar la bandera y lanzarte hacia delante sabiendo que, a partir de ese momento, ya no es posible fracasar?
¿Tuvisteis la suerte de enfocar ese camino en vuestras vidas? Si es así, os admiro. Si aún no, pero os impresiona la mirada de una persona que ya pasó por ahí… aún hay esperanza (no quiero ser poco humilde, pero yo aún la tengo en mí).